Piel Cambiada
miércoles, abril 04, 2007
hoy te recordé... Toyita
Foto de la Lore en el patio de la casa de la Toyita
(la casa tenia 4 patios, asi que imaginense a este microbio
rondando por ellos, jajaja. Aca luego de ser
bañadita y peinadita por la Toyita. Perdon...
no tenia foto de ella, asi que puse una mia
de esos tiempos bonitos)
LA TOYITA
A ella la conocí desde el día que abri los ojos a la vida, es más, no podría
haberme imaginado el mundo sin su sonrisa amplia, sus pechos galanes,
sus brazos amplios y rechonchitos. El olor sinigual a Shalimar, y esas
uñas perfectas, con manicura de la antigua, y en ellas siempre un tono
canela, o cafecito claro.
La Toyita, MamaToya, o doña Victoria, como se llama mi abuela materna
(y digo se llama porque para mi no ha muerto) empezó su vida de madre desde muy pequeña
me cuentan que a los diez años se murió su madre y tuvo que velar por
sus cinco hermanos. Mientras que su padre se devanaba entre el dolor
y la angustia por cuidar a sus pequeños, ella se subía en el banquito
y les cocinaba, les lavaba, los acunaba.
A los 14 años, mi abuelo se la dio (en venta... en matrimonio...no se en que)
a un chino muy importante, Cónsul en mi pais, para que fuera su esposa.
Mi abuelo Oscar entró al ruedo en su vida, y ella no sabía ser esposa a tan tierna
edad. Dicen que seis meses despues de la boda, hubo una celebración más
en el matrimonio del los Quan Má... los quince años de mi abuela.
Cuando el hombre llegaba a casa imponente, enojado, gritando, arrancando
el mantel porque no le parecía la comida, la niña-mujer se iba a esconder
debajo de la mesa.. temblando del miedo.
Sin embargo, y me imagino, como es característico de todas las mujeres
de nuestra familia, las Quan como nos llamamos por derecho y por ella...
su ternura le gano al enojo, y así poquito a poquito fueron tejiendo una
familia numerosa que entre los hijos de él, y los que ella tuvo después
llegaron a los 20 integrantes.
Mi madre y mi tia fueron las últimas de una camada de 14 hijos. Cuando mi
madre tenía aproximadamente un año, el almacén de mi abuelo, donde guardaba
todo su dinero y cosas importantes, se incendió y ellos lo perdieron casi todo.
Estaban planeando llevar a vivir a la familia a China, y eso frustró los intentos.
A los seis meses mi abuelo Oscar murió. Dejándola sin nada, y con 14
pequeños que criar.
Y así se le fue la vida a la Toyita, trabajando, haciendo de sus hijos e hijas
mujeres y hombres de bien. Todos salieron profesionales, todos sin
excepción de ninguno tuvieron una vida honorable y la han tenido. Ella
en la sala de su casa colgaba con orgullo, los títulos universitarios de
sus hijos, y cuando fuimos llegando los nietos, tambien de sus nietos. El graduarse
era el acto mas bonito, porque luego de la fiesta y la misa... se le llevaba
el título a la Toyita y lo colgábamos en la sala... vaya honor.
A mi se me fue la vida en la casa de ella, porque a todos los nietos nos
cuidó con mucho amor. Pero en especial a mi hermano y a mi, nos tomó como
madre, después de que mi madre tuvo sus fracasos en la vida, tuvo que vérselas
por si misma y los primeros 8 años de nuestra vida, la pasamos con ella.
Recuerdo las tardes de interminables vasos de leche, (a mi siempre me consentía
creo que ya lo he contado, derramando unas cuantas gotitas de esencia de
café en la mía, y eso hacía un latte increible). De noches de frijolitos negros parados,
arroz y huevo revuelto (cuando lo como ahora, me traslada a esas noches) y de
sábados en la granja de mi tío, comiendo hojuelas con miel y tomando atol en
San Lucas.
Recuerdo también que nunca nos faltó nada, la nuestra fue una niñez de fantasía,
teníamos todo lo que un niño necesitaba, juegos, libertad y el amor de una
super madre todos los días.
Un dia todos crecimos y a todos nos toco irnos de la casa de la Toya. Ella les
rogaba a nuestros padres que nos llevaran a verla. La cosa no fue ya la misma
pero siempre, cada domingo retornábamos a abrazarla, a besar sus brazos,
y a cobijarnos en su seno (aun a los treinta y tantos).
Incomparables eran su pie de frijoles dulces, sus tamales de navidad,
su fiambre, la comida china que servia a la mesa todos los domingos,
pero lo que más recuerdo, eran esos dias soleados, cuando me bañaba,
tendría yo mis tres años entonces, y sacaba una silla al patio
y al sol me sentaba a ponerme los calcetincitos... me acariciaa la cabeza
me besaba la frente y me cobijaba en su pecho.
La Toyita es mi ídola. Nunca la vi trabajar en una empresa, pero su empresa
más grande fue sacar adelante a casi 200 nietos y bisnietos, que formabamos
su ejército favorito. A cada uno lo amaba a su manera, y si, tuvo a sus preferidos,
yo me cuentro entre ellos.
La devoción y el amor por sus hijos, nos ha servido de guía a todas las Quan
para ser madres... y el temple y la figura, de ella... nos ha servido para ser
mujeres que aguantan, que resisten, que viven... sin chistar, que salen adelante
no importando las pruebas que nos pone la vida.
La Toyita murió hace dos años... de pie, bueno, casi de pie
erguida como un roble, con todas su facultades mentales intactas,
pero sin vista, porque la perdió en sus últimos años, eso la frustraba
porque nos decia que queria seguir conociendo a sus tataranietos...
y queriendo llegar a ver sus cien años... pero no pudo
hoy le escribo esto, hoy se las doy a conocer de nuevo... en homenaje a su vida
que como su nombre bien lo dice...
fue una completa y rotunda... Victoria.
(la casa tenia 4 patios, asi que imaginense a este microbio
rondando por ellos, jajaja. Aca luego de ser
bañadita y peinadita por la Toyita. Perdon...
no tenia foto de ella, asi que puse una mia
de esos tiempos bonitos)
LA TOYITA
A ella la conocí desde el día que abri los ojos a la vida, es más, no podría
haberme imaginado el mundo sin su sonrisa amplia, sus pechos galanes,
sus brazos amplios y rechonchitos. El olor sinigual a Shalimar, y esas
uñas perfectas, con manicura de la antigua, y en ellas siempre un tono
canela, o cafecito claro.
La Toyita, MamaToya, o doña Victoria, como se llama mi abuela materna
(y digo se llama porque para mi no ha muerto) empezó su vida de madre desde muy pequeña
me cuentan que a los diez años se murió su madre y tuvo que velar por
sus cinco hermanos. Mientras que su padre se devanaba entre el dolor
y la angustia por cuidar a sus pequeños, ella se subía en el banquito
y les cocinaba, les lavaba, los acunaba.
A los 14 años, mi abuelo se la dio (en venta... en matrimonio...no se en que)
a un chino muy importante, Cónsul en mi pais, para que fuera su esposa.
Mi abuelo Oscar entró al ruedo en su vida, y ella no sabía ser esposa a tan tierna
edad. Dicen que seis meses despues de la boda, hubo una celebración más
en el matrimonio del los Quan Má... los quince años de mi abuela.
Cuando el hombre llegaba a casa imponente, enojado, gritando, arrancando
el mantel porque no le parecía la comida, la niña-mujer se iba a esconder
debajo de la mesa.. temblando del miedo.
Sin embargo, y me imagino, como es característico de todas las mujeres
de nuestra familia, las Quan como nos llamamos por derecho y por ella...
su ternura le gano al enojo, y así poquito a poquito fueron tejiendo una
familia numerosa que entre los hijos de él, y los que ella tuvo después
llegaron a los 20 integrantes.
Mi madre y mi tia fueron las últimas de una camada de 14 hijos. Cuando mi
madre tenía aproximadamente un año, el almacén de mi abuelo, donde guardaba
todo su dinero y cosas importantes, se incendió y ellos lo perdieron casi todo.
Estaban planeando llevar a vivir a la familia a China, y eso frustró los intentos.
A los seis meses mi abuelo Oscar murió. Dejándola sin nada, y con 14
pequeños que criar.
Y así se le fue la vida a la Toyita, trabajando, haciendo de sus hijos e hijas
mujeres y hombres de bien. Todos salieron profesionales, todos sin
excepción de ninguno tuvieron una vida honorable y la han tenido. Ella
en la sala de su casa colgaba con orgullo, los títulos universitarios de
sus hijos, y cuando fuimos llegando los nietos, tambien de sus nietos. El graduarse
era el acto mas bonito, porque luego de la fiesta y la misa... se le llevaba
el título a la Toyita y lo colgábamos en la sala... vaya honor.
A mi se me fue la vida en la casa de ella, porque a todos los nietos nos
cuidó con mucho amor. Pero en especial a mi hermano y a mi, nos tomó como
madre, después de que mi madre tuvo sus fracasos en la vida, tuvo que vérselas
por si misma y los primeros 8 años de nuestra vida, la pasamos con ella.
Recuerdo las tardes de interminables vasos de leche, (a mi siempre me consentía
creo que ya lo he contado, derramando unas cuantas gotitas de esencia de
café en la mía, y eso hacía un latte increible). De noches de frijolitos negros parados,
arroz y huevo revuelto (cuando lo como ahora, me traslada a esas noches) y de
sábados en la granja de mi tío, comiendo hojuelas con miel y tomando atol en
San Lucas.
Recuerdo también que nunca nos faltó nada, la nuestra fue una niñez de fantasía,
teníamos todo lo que un niño necesitaba, juegos, libertad y el amor de una
super madre todos los días.
Un dia todos crecimos y a todos nos toco irnos de la casa de la Toya. Ella les
rogaba a nuestros padres que nos llevaran a verla. La cosa no fue ya la misma
pero siempre, cada domingo retornábamos a abrazarla, a besar sus brazos,
y a cobijarnos en su seno (aun a los treinta y tantos).
Incomparables eran su pie de frijoles dulces, sus tamales de navidad,
su fiambre, la comida china que servia a la mesa todos los domingos,
pero lo que más recuerdo, eran esos dias soleados, cuando me bañaba,
tendría yo mis tres años entonces, y sacaba una silla al patio
y al sol me sentaba a ponerme los calcetincitos... me acariciaa la cabeza
me besaba la frente y me cobijaba en su pecho.
La Toyita es mi ídola. Nunca la vi trabajar en una empresa, pero su empresa
más grande fue sacar adelante a casi 200 nietos y bisnietos, que formabamos
su ejército favorito. A cada uno lo amaba a su manera, y si, tuvo a sus preferidos,
yo me cuentro entre ellos.
La devoción y el amor por sus hijos, nos ha servido de guía a todas las Quan
para ser madres... y el temple y la figura, de ella... nos ha servido para ser
mujeres que aguantan, que resisten, que viven... sin chistar, que salen adelante
no importando las pruebas que nos pone la vida.
La Toyita murió hace dos años... de pie, bueno, casi de pie
erguida como un roble, con todas su facultades mentales intactas,
pero sin vista, porque la perdió en sus últimos años, eso la frustraba
porque nos decia que queria seguir conociendo a sus tataranietos...
y queriendo llegar a ver sus cien años... pero no pudo
hoy le escribo esto, hoy se las doy a conocer de nuevo... en homenaje a su vida
que como su nombre bien lo dice...
fue una completa y rotunda... Victoria.
posted by Unknown at 1:19 p.m.
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